El Tantra invita a experimentar una sexualidad diferente a la que estamos acostumbrados, porque se centra en el placer que se crea a través de la relajación de los genitales y no en la fricción entre ellos. Aunque pueda parecer increíble, el pene o lingam puede introducirse en la vagina o yoni sin que esté erecto. Diana Richardson, en su libro ‘Tantra. Amor y sexo’ dedica un capítulo (que resumimos aquí) a explicar cómo se hace.
En la penetración superficial no se requiere de una erección previa. “El pene puede introducirse en la vagina sin necesidad de que esté erecto y además es algo que resulta especialmente deleitoso”, afirma Diana Richardson. El pene, en respuesta directa al ambiente vaginal, logra la erección dentro de la vagina, con lo que se crea una energía sexual de una calidad completamente distinta de la que se logra con la penetración convencional (el lingam erecto).
Dejad que vuestros genitales, apoyados por vuestro estado de conciencia, actúen por su cuenta
Si se inserta el pene en estado flácido, el hombre tiene la oportunidad de estar más presente, sin la presión de tener forzosamente que tener una erección. El pene o lingam genera y transmite energía hacia el interior de la mujer, mientras que la vagina o yoni invita, absorbe, recibe y hace circular la energía del hombre. Cuando el pene y la vagina consigan relajarse y liberarse de las tensiones que los restringen, la energía positiva del hombre (que se centra en el pene) y la negativa de la mujer (que se concentra en la vagina) (ver la revista nº1) comenzarán a desafiarse entre sí con un efecto de empuje y arrastre, creando un intercambio sexual que, por su magnetismo, delicadeza y valor extático, es mucho más gratificante que los placeres que otorga el sexo de fricción.
De la fricción a la relajación
Richardson advierte de que “al principio es muy posible que no sintáis nada en el pene o en la vagina y mucho menos algo interesante o placentero. Si los genitales están acostumbrados a la fricción como una forma de comunicación, el contraste que produce la ausencia o disminución del movimiento dará lugar a menores sensaciones. La tenue, hormigueante y eléctrica sensibilidad que existe entre el pene y la vagina durante la penetración superficial es tan delicada que para que se sienta algo tiene que pasar algún tiempo. De todos modos, vale la pena esperar, porque después de un tiempo los genitales comienzan a excitarse juntos a la vez que la idea de un sexo esforzado y enérgico comienza a cambiar”.
El pene, en respuesta al ambiente vaginal, logra la erección dentro de la vagina, con lo que se crea una energía sexual de una calidad completamente distinta de la que se logra con la penetración convencional
Al principio supondrá un gran cambio, pero si lo intentas verás que cuando te relajas conscientemente teniendo el pene flácido dentro de la vagina, este adquiere gradualmente una erección como si quisiese explorar con determinación las profundidades de la vagina. “Es un fenómeno electromagnético, o sea, que no es algo que podáis ‘hacer’ o sobre lo que tengáis control. Al revés, sería vuestro ‘hacer’ lo que impediría que tuviese lugar. Se empezará a descubrir un nuevo nivel de experiencia sexual propiciado por un pene que se adentra ondulante y henchido de éxtasis en la vagina”, se explica en el libro ‘Tantra. Amor y sexo’.
Posturas para la penetración superficial
La postura para la penetración superficial es fácil (figura 1). El hombre se tumba sobre uno de sus costados dándole la cara a la mujer; esta se acuesta de espaldas y acerca su pelvis a la de él lo más que pueda. Ambos abren sus piernas, por lo que los genitales se colocarán de una manera natural uno frente al otro. A esta postura, por la apertura que se produce entre las piernas, también se la llama posición tijera. Para que las pelvis se acoplen lo mejor posible y la mujer pueda proyectar su pelvis hacia arriba, su torso tiene que estar alejado del de su compañero. No obstante, hay que tener en cuenta que no a todas las parejas les va bien esta postura. Una alternativa es que la mujer esté tendida de espalda y el hombre de rodillas frente a ella, con los pies de esta posados encima de sus caderas. En esta postura intermedia (figura 2) es más fácil para el hombre introducir el pene.
Se empezará a descubrir un nuevo nivel de experiencia sexual propiciado por un lingam que se adentra ondulante y henchido de éxtasis en la vagina
¿Cómo se inserta la mujer el pene en una penetración superficial? En una postura de costado una vez que estéis con las pelvis cercanas y con la vagina frente al pene, la mujer puede tomar el lingam en sus manos (véase la figura 3). Si necesitáis lubricación, ahora es el momento adecuado, pero no pongáis demasiado para que el pene no sea muy resbaladizo. La mujer debe poner el glande al descubierto, echando hacia atrás con lentitud el prepucio (la piel móvil que lo recubre). Después tendrás que formar con los dedos índice y medio de ambas manos sendas pinzas (¡las uñas cortas, por favor!). Con una de las pinzas (preferentemente la de la mano izquierda) cogerás firmemente la base del pene, mientras que con la otra (la de la mano derecha) sostendrás la parte delantera del mismo, para lo cual colocarás la pinza inmediatamente detrás del borde que rodea el glande. Hecho esto, apretarás los dedos de forma que se produzca un agarre suave y arrastrarás el pene hacia tu vagina. Cuando este llegue a la entrada, comenzarás a introducirlo. Empuja el pene un poco hacia dentro y luego hacia arriba. Sácalo y haz lo mismo de nuevo. Si repites el movimiento de los dedos una y otra vez, es como si estuvieses invitando al pene a introducirse en tu vagina; empújalo suavemente en cada intento un poco más hacia dentro. Una vez que lo hayas introducido por completo dentro de ti (o todo lo más que hayas podido, incluso insertar sólo el glande es ya un buen comienzo), retira las manos y acerca tu pelvis a la de él todo lo que puedas. A continuación, entrelazaos con las piernas y… ¡a relajarse! Echad mano de almohadas para que estéis más confortables. En esta postura es fácil mirarse a los ojos y practicar las técnicas de respiración, así como que el hombre acaricie los senos de la mujer y que esta masajee el culo y los muslos del hombre.
Cuanto más relajados estén el pene y la vagina, más fácil será la penetración superficial
Durante la penetración superficial se debe mantener la vagina absolutamente relajada o, de lo contrario, sería como forzar al pene a que entrara en una puerta cerrada. Tienes que colocar tu consciencia en la vagina a fin de mantenerla relajada y practicable. Con esa relajación, ya puedes deslizar hacia dentro el blando pene. Cuanto más relajados estén el pene y la vagina, más fácil será la penetración superficial.
Diana Richardson recomienda que “cuando iniciéis esta nueva experiencia es importante que recordéis que tenéis que comunicaros mutuamente lo que estáis sintiendo. Por ejemplo: cuando el hombre oye que su compañera le dice que siente una cierta energía que se irradia de su pene no erecto, esta confesión supone un gran alivio para él. De este modo, deja de preocuparse por el asunto de la erección para centrar su atención en la experiencia directa del pene dentro de la vagina. Esto entraña un nivel de percepción mucho más sutil que requiere tranquilidad de mente y ausencia de ansiedad. Dejad que vuestros genitales, apoyados por vuestro estado de conciencia, actúen por su cuenta”.